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Historias bonitas

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¿Sabías que existe un pueblo en Islas Baleares que se llama La Virgen del Pilar?

Se trata de una bonita población balear, ubicada en la más pequeña de las Pitiusas, Formentera. Una isla de pureza y magia, poco visitada por su accesibilidad y considerada como “el último de los paraísos del Mediterráneo”, ya que destaca por sus playas cristalinas y su esencia rural.

En este territorio diminuto, la tradición religiosa es de raíz aragonesa. El Pilar de la Mola es el término poblacional que ocupa todo el alto de la isla, una zona amesetada que alcanza los 200 metros de altitud, y donde el movimiento hippy de los años 60 encontró su santuario para vivir sus ideales de paz y amor en connivencia con la naturaleza. Pero en la Mola, quien reza lo hace a la Virgen del Pilar, advocación que se remonta al siglo XVIII, cuando era obispo de la Diócesis de Ibiza y Formentera el aragonés Manuel Abad Lasierra.

Interior del templo de Nuestra Señora del Pilar, en El Pilar de la Mola (Formentera)

Hasta el Pilar de la Mola se accede por la carretera general que atraviesa la isla, de 19 kilómetros. El término comienza a partir del pequeño enclave costero de Caló de San Agustí, en un ascenso serpenteante entre pinares que ofrece un punto de parada obligada para los visitantes: el Mirador, un lugar desde el que se puede abrazar la isla en toda su belleza y fragilidad.

Ya en la meseta, entre viñedos y chumberas, se llega el núcleo del Pilar de la Mola, una veintena de casas y comercios de artesanía que se extienden a ambos lados de la carretera. Al final del pueblo se encuentra la austera iglesia encalada de Nuestra Señora del Pilar. «Cuando se constituyeron las parroquias se quería dedicar una a la tradición mariana, y siendo obispo un aragonés se decidió que fuera a la Virgen del Pilar», explica Miguel Ángel Riera, párroco de la Mola.

La imagen de la Virgen del Pilar preside un templo sencillo de una sola nave cubierto con bóveda de cañón, coro y ocho pequeñas capillas laterales. «A veces viene gente de Zaragoza y le llama la atención el tamaño de la virgen, esta es mucho más grande que la del Pilar», comenta el párroco, que desde hace tiempo abriga la idea de que los formenteranos conozcan más de las tradiciones de raíz aragonesa.

La iglesia del Pilar de la Mola se terminó de levantar en 1784 para dar respuesta a las necesidades espirituales de la población que se había asentado en el lugar con la repoblación de la isla por parte de familias ibicencas en el siglo XVII. Como en Zaragoza, el Pilar de la Mola celebra sus fiestas patronales en torno al 12 de octubre. El día grande se sale en procesión por las calles del pueblo con todos los santos y se sirve un vermú popular a base de licores y dulces típicos. En los últimos años el párroco apuntala una nueva costumbre, la de presentar ante la Virgen del Pilar a los niños nacidos en ese año en la isla.

El mercado de la Mola

El 12 de octubre traza una línea imaginaria en el calendario ‘molero’, el del fin de la temporada, tras el que la Mola recuperará su leve latido natural hasta que vuelva el bullicio del siguiente verano. El del Pilar es siempre el último día que se celebra su popular mercadillo de artesanía que se empezó a organizar con los hippys de hace tres décadas, un muestrario de creatividad en el que abundan los iconos de la isla transformados en infinidad de recuerdos y joyas: las higueras que salpican el paisaje, la singular silueta de Formentera y la largartija pitiusa, reptil endémico de un llamativo verde intenso que se cruza a cada paso de la isla.

La talla de la Virgen del Pilar, la obra de arte más rezada del mundo

La Virgen del Pilar es la imagen que más rezos escucha en Aragón. La talla gótica, pese a haber sufrido mucho con los siglos, sigue siendo obra maestra de la imaginería española. La “Pilarica” sorprende a mucha gente por sus reducidas dimensiones (apenas 36 cm de altura), pero es una gran obra de arte, ya que es única en el mundo.

La talla está realizada en madera de frutal, estucada y dorada, y en ella la Virgen está representada con un vestido de cuello alto abotonado, contemplando al Niño, que toma el borde del manto de su madre con la mano derecha, mientras que en la izquierda sostiene un pajarillo. La imagen, según los historiadores del arte, fue realizada en la primera mitad del siglo XV, más concretamente entre 1435 y 1438. Y es que en 1434 o 1435 se cree que se produjo un incendio en la capilla de la Virgen, y en él resultó destruida la imagen primitiva. Por ello hubo que encargar otra que la sustituyera y que es la que hoy conocemos.

Aunque los cientos de fieles que todos los días acuden al Pilar no pueden acercarse a menos de unos metros de distancia de la Virgen, la escultura es sometida todos los días a un minucioso y amoroso escrutinio por parte de los capellanes que están a su servicio. Por eso, en 1990, cuando se desprendieron minúsculos fragmentos de la pintura que cubría originalmente la imagen, enseguida saltaron todas las alarmas.

El Cabildo decidió consultar al Instituto del Patrimonio Histórico Español, que analizó la situación de la pieza con las más modernas técnicas (se le hicieron varias radiografías), al tiempo que realizó un estudio de las condiciones de conservación. Las conclusiones fueron preocupantes, y se vio necesario emprender una restauración.

Al final, se optó por la intervención más ligera: consolidar los restos de pintura que se estaban perdiendo, y mantener la pieza en el color que ha llegado a nuestros días.Aunque las modernas técnicas de restauración hubieran permitido eliminar la suciedad y dejar la imagen ‘nueva’, incluso reponiendo la pintura que originalmente se aplicó a la talla, se vio mucho más lógico y coherente intervenir lo menos posible y conservarla tal cual la conocemos.

Pelé y la Virgen del Pilar

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El 3 septiembre de 1974 el estadio zaragozano de La Romareda recibió una visita de lujo: la de Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé. En aquel partido amistoso que enfrentó al Real Zaragoza y el Santos -y que sería el último del futbolista en Europa- Pelé recibió como obsequio una réplica de la Virgen del Pilar realizada en plata y mármol. Más de 40 años después, el futbolista se ha deshecho de ella por 1.792 libras (unos 2.275 euros).

El precio de algunos recuerdos es incalculable, sobre todo para aquellos que tienen consciencia de haber vivido un momento histórico. Aquel 3 de septiembre de 1974 fue uno de esos días, al menos para el Real Zaragoza y sus aficionados, que recibieron a Pelé y su equipo, el Santos brasileño, en La Romareda. Fue su último partido en Europa de O Rei y de aquel encuentro quedan, además de un puñado de imágenes y la nostalgia que deja en sus testigos las cuatro décadas que han pasado, la réplica de la Virgen del Pilar que el club aragonés le regaló a uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos.

Un obsequio que, pese a su incalculable valor emocional para muchos zaragocistas y admiradores de Pelé, sí tiene precio. Concretamente, 1.972 libras, unos 2.300 euros. Es lo que han pagado por la imagen de la Virgen con una dedicatoria del Real Zaragoza en la subasta de Julien’s Auctions que finalizó el 16 de junio de 2016 en Londres. El astro brasileño, de 75 años, ya anunció el pasado mes de marzo marzo que iba a vender casi 2.000 objetos de su colección personal, entre los que se encontraba este curioso regalo cuyo comprador no se ha hecho público.

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Según la descripción de la subasta, se trata de “una figura de plata de María con el niño Jesús encima de una columna de mármol rematada con bandas de plata y una base de madera con una placa de plata” con el siguiente mensaje: “El Real Zaragoza, a Edson Arantes do Nascimento, Pelé, muy cordialmente en su actuación en Zaragoza – 3.9.74”. Aunque su precio estimado era de entre 2.600 y 4.400 euros, la puja más alta no ha llegado a esa cantidad y se ha vendido por algo menos de lo esperado.

Además de jugar el partido, Pelé tuvo tiempo de visitar la basílica del Pilar. Fue una visita breve, sin comitiva ni actos solemnes.

Milagros de ‘La Pilarica’

En 1438 se escribió un Libro de milagros atribuidos a la Virgen del Pilar, que contribuyó al fomento de la devoción hasta el punto de que el rey Fernando el católico dijo: «creemos que ninguno de los católicos de Occidente ignora que en la ciudad de Zaragoza hay un templo de admirable devoción sagrada y antiquísima, dedicado a la Sta.y Purísima Virgen y Madre de Dios, Sta. María del Pilar, que resplandece con innumerables y continuos milagros».

Entre los numerosos milagros que se le atribuyen, destacan los siguientes:

El milagro de Calanda

En 1640, el cojo de Calanda era un hombre al que le habían amputado una pierna. Años más tarde, mientras soñaba que visitaba la basílica de la Virgen del Pilar, la pierna volvió a su sitio. Era la misma pierna que había perdido. Miles de personas fueron testigos y en la pared derecha de la basílica hay un cuadro recordando este milagro.

Las bombas que no explotaron

En la madrugada del tres de agosto de 1936 un bombardero del ejército republicano español lanzó tres bombas sobre el templo pero ninguna de ellas explotó. Una de las bombas quedó clavada en la calle a pocos metros de la basílica, otra atravesó el techo del templo y la última cayó en el mismo marco dorado del mural de Goya en el Coreto. Este excepcional hecho hizo que popularmente se atribuyera a un milagro de la Virgen la no destrucción del templo. Hoy se exhiben y conservan dos de estos proyectiles en uno de los pilares cercanos a la Santa Capilla.

Una ‘ayudita’ de la Virgen

Muchos creyentes estamos convencidos de que la Virgen del Pilar nos prestó una pequeña ayudita en octubre de 1991. Dos miembros de ETA iban a colocar un coche bomba en Zaragoza cuando se les paró el vehículo en plena calle. Entonces pidieron ayuda a un repartidor de bebidas que pasaba por allí para que les ayudase a empujar el coche, quien comprobó sorprendido que la matrícula del coche que estaba empujando era exactamente la misma que la de su Renault 11, por lo que avisó a la policía. Gracias a Dios esta ¿coincidencia? evitó lo que podría haber sido una masacre.

El Pilar, una maravilla cargada de Simbolismo

El pilar o columna intenta hacer hincapié en la idea de la solidez de la Iglesia, al mismo tiempo que alude a la firmeza de la columna (o confianza) en la protección de María.

La columna es símbolo del conducto que une el cielo y la tierra. Es soporte de lo sagrado, soporte de la vida cotidiana. María, la puerta del cielo, ha sido la mujer escogida por Dios para venir a nuestro mundo. En ella, la tierra y el cielo se han unido en Jesús. Las columnas garantizan la solidez del edificio, sea arquitectónico o social. Quebrantarlas es amenazar el edificio entero. La columna es la primera piedra del templo, que se desarrolla a su alrededor; es el eje de la construcción que liga entre si los diferentes niveles. María es también la primera piedra de la Iglesia, el templo de Dios; en torno a ella, lo mismo que los apóstoles reunidos el día de pentecostés, va creciendo el pueblo de Dios; la fe y la esperanza de la Virgen alientan a los cristianos en su esfuerzo por edificar el reino de Dios.

En la Virgen del Pilar el pueblo ve simbolizada la presencia de Dios, una presencia activa que guía al pueblo a través de las emboscadas de la ruta.

 El origen de las medidas de la Virgen

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A principios del siglo XVII las peticiones de mantos para los enfermos eran tan abundantes que se crearon las “medidas de la Virgen“, las famosas cintas, cuya función era precisamente esa, suplir al manto a la hora de la muerte.

Las cintas miden 36,5 cm, exactamente la altura de la imagen de la Virgen. La primera noticia que tenemos de ellas es de 1621, en un documento en el que los Jurados de Zaragoza prohíben a mercaderes y ciudadanos la comercialización de esas medidas, reservando ese derecho exclusivamente al Cabildo zaragozano bajo pena de 60 sueldos jaqueses. No sabemos cómo serían entonces, pues la imagen que vemos aquí arriba corresponde al aspecto que tenían en el siglo XIX. Hoy son algo distintas y se hacen en once colores diferentes, siendo enormemente populares.

La Virgen sin manto, en todo su esplendor

¿Por qué hay veces que la Virgen del Pilar no lleva manto? Pues muy sencillo: todos los días 2, 12 y 20 no lo lleva. El día 2, porque según la tradición, la Virgen vino a Zaragoza el 2 de enero del año 40 d.C. El día 12, porque la dedicación del templo fue un 12 de octubre. Y el 20, porque la coronación canónica de la Virgen del Pilar fue un 20 de mayo.

Así pues, todos los 2, 12 y 20, excepto el 2 de enero, el 12 de octubre y el 20 de mayo se puede ver la columna desnuda, tan sólo con el forro de plata que la cubre.

¿Cuántos mantos tiene la virgen del pilar?

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En una catalogación que se hizo en 2003 eran 410, pero hay que tener en cuenta que no se han dejado de regalar, con lo que el número sigue aumentando. Los hay de todo tipo, desde los más ricos a los más sencillos, de los regalados por miembros de la familia real a los que dejaron donantes anónimos, de los más tradicionales a los más originales, como uno de ganchillo o el que regaló el Grupo Zaragozano de Papiroflexia, confeccionado con más de 1.500 pajaritas de papel unidas sin pegamento ni celo.

Todos los mantos tienen la misma forma y dimensiones, para colocarse encima de un portamantos sujetos con cintas. En cuanto a los colores, se intenta que se adapten a los colores litúrgicos: blancos, verdes, morados, azules o rojos. Se cambian cada día  y, en ocasiones, más de una vez. Eso sí, muchos de ellos tienen días concretos, en relación con la festividad que se celebra, con el donante que lo regaló o con el color litúrgico que corresponda.

El manto se ve como algo unido indisolublemente a la imagen que tenemos de la Virgen del Pilar, tanto que al acto de presentar a los niños a la Virgen (algo muy habitual, hasta que hacen la primera comunión) se le llama tradicionalmente “pasar por el manto“. Son los infanticos los encargados de acompañarlos.
Esa proximidad del manto a la columna y a la Virgen del Pilar hace que se les atribuya cierto carácter “milagroso”. Todavía hoy se puede ver en algunas esquelas la frase “Murió bajo el manto de la Virgen del Pilar“, aunque hoy es un privilegio que tienen los caballeros y damas de la Corte de Honor de la Virgen y algunas personalidades (el papa Juan XXIII, por ejemplo, o Alfonso XIII, que murió en Roma bajo el manto que envió el Cabildo, que lo volvió a mandar años después a Lausanne cuando murió la reina Victoria Eugenia). De hecho, ya a principios del siglo XVII las peticiones de mantos para los enfermos eran tan abundantes que se crearon las “medidas de la Virgen“, las famosas cintas, cuya función era precisamente esa, suplir al manto a la hora de la muerte.

Cuándo no lleva manto la virgen del pilar

Por cierto, ¿por qué hay veces que la Virgen del Pilar no lleva manto? Pues muy sencillo: todos los días 2, 12 y 20 no lo lleva. El 2, porque según la tradición la Virgen vino a Zaragoza el 2 de enero del año 40 d.C. El 12, porque la dedicación del templo fue un 12 de octubre. Y el 20, porque la coronación canónica de la Virgen del Pilar fue un 20 de mayo. Así pues, todos los 2, 12 y 20, excepto el 2 de enero, el 12 de octubre y el 20 de mayo se puede ver la columna, o más bien el forro de plata que la cubre.

Los rasgos más peculiares de la virgen del pilar

Existen tres rasgos peculiares que caracterizan a la Virgen del Pilar y la distinguen de las otras:

1- Se trata de una venida extraordinaria de la Virgen durante su vida mortal. A diferencia de las otras apariciones, la Virgen viene cuando todavía vive en Palestina: ¨Con ninguna nación hizo cosa semejante», cantará con razón la liturgia del 2 de enero, fiesta de la Venida de la Virgen.

2- La Columna o Pilar que la misma Señora trajo para que, sobre él, se construyera la primera capilla que, de hecho, sería el primer Templo Mariano de toda la Cristiandad.

3- La vinculación de la tradición pilarista con la tradición jacobea (del Santuario de Santiago de Compostela). Por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han constituido dos ejes fundamentales, en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad de la patria española.

El Papa Clemente XII señaló la fecha del 12 de octubre para la festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde siglos antes, en todas las iglesias de España y entre los pueblos sujetos a Fernando el Católico, se celebraba la dicha de haber tenido a la Madre de Dios en su región, cuando todavía vivía en carne mortal.

La primera ofrenda de flores

Esta es la foto de la primera Ofrenda de flores en 1958. En ella participaron 2.000 personas y el Ayuntamiento regaló las flores (lo hizo hasta 1986). Con ellas se “tejió” un manto multicolor, que seguiría siéndolo durante más de medio siglo. Sobre él se colocó, prácticamente desde el principio, la cruz de Lorena, un símbolo elegido por el hospital Royo Villanova (que entonces se conocía como “el Cascajo”) por ser desde mucho tiempo antes el símbolo de la “cruzada” contra la tuberculosis. En aquellos años la hacían los enfermos, y como no podían salir (los tratamientos antituberculosos duraban incluso dos años por aquel entonces) era la Reina de Fiestas la que iba a recogerla, y luego la entregaba.

Esta es la foto de la primera Ofrenda de flores en 1958. En ella participaron 2.000 personas y el Ayuntamiento regaló las flores (lo hizo hasta 1986). Con ellas se “tejió” un manto multicolor, que seguiría siéndolo durante más de medio siglo. Sobre él se colocó, prácticamente desde el principio, la cruz de Lorena, un símbolo elegido por el hospital Royo Villanova (que entonces se conocía como “el Cascajo”) por ser desde mucho tiempo antes el símbolo de la “cruzada” contra la tuberculosis. En aquellos años la hacían los enfermos, y como no podían salir (los tratamientos antituberculosos duraban incluso dos años por aquel entonces) era la Reina de Fiestas la que iba a recogerla, y luego la entregaba.

El nombre de maría del pilar es reciente (Heraldo de Aragón, 11/10/2013)

El nombre, en principio tan aragonés, se empleó antes en Madrid e incluso en Sevilla que en la propia Zaragoza: no de forma masiva, pero lo cierto es que Madrid lleva doce lustros de ventaja (y tres, Sevilla), a la ciudad del Ebro.
La primera mujer llamada María del Pilar que conocemos por documento fehaciente aparece en la Villa y Corte, en 1683. En Aragón no hay ninguna registrada hasta 1743. Desde entonces, comienza a documentarse con alguna mayor frecuencia, pero no mucha. En 1780 el nombre dio el salto atlántico y apareció usado en la Nueva España, en suelo actualmente de México.

Para mujer … y varón

No se dan ahora, pero existieron varones bautizados ‘Pilar’ hasta bien entrado el siglo XIX, sobre todo en nuestra América. En España fue más raro, al igual que otras denominaciones masculinas nacidas directamente de las advocaciones marianas, tales como Adoración, Rosario, Consuelo o Patrocinio.
María, sin más, como nombre propio de la madre de Jesús, fue por siglos el nombre preferido para bautizar a las mujeres aragonesas, con ventaja sobre cualquier otro. Y no aparece ninguna Pilar, sorprendentemente, entre los millares de mujeres, desde el siglo XV para acá.

En términos de estadística, no había Pilares en el lugar en donde más podía haberlas en el mundo: la archidiócesis de Zaragoza-
Más adelante hubo sobreabundancia (ahora, en sentido opuesto, hay una retracción), y Zaragoza y Aragón vieron nacer a gran número de Pilares, con lo que apareció una larga lista de diminutivos afectuosos, tales como Mapi, Mariapi, Maripi, Maripí, Maripili, Pi, Pilarcho, Pilarín, Pili, Pilili, Pilín, Pilines, Pilola, Piloli, Pilón, Piluca, Piluchi y Pituca, entre otros. Sin olvidar el vulgarizante Pilara, más bien usado en baturradas de gusto discutible.

Desde entonces, han nacido miles de Pilares. Acaso las más famosas han sido Pilar Bayona y Pilar Lorengar. Ambas, zaragozanas y vinculadas a la música, con una carrera de excelencia, que llevaron el nombre de Pilar por todo el mundo.

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Devoción en Washington

Gracias a la labor de “El Pilar Foundation”, el 12 de octubre de 2013 se colocó una imagen de la Virgen del Pilar en la basílica de la Inmaculada Concepción de Washington (EEUU). La propuesta surgió en 2011 y, desde entonces, el deán del Cabildo de Zaragoza y el cardenal arzobispo de Washington se han intercambiado misivas para que los cerca de 10.000 españoles que viven en la capital estadounidense pudieran venerar a la Virgen del Pilar. La imagen se vistió, además, con un manto donado por zaragozanos.

Una inmigrante rescatada llama a su hija Pilar

Una inmigrante de Costa de Marfil, que fue rescatada a finales de 2011 por la Guardia Civil cuando estaba a punto de ahogarse en el mar en avanzado estado de gestación, puso a su hija el nombre de Pilar, patrona del Instituto Armado, como muestra de agradecimiento a la labor desarrollada por las personas que lo conforman.

Virgen protectora

El motivo fundamental por el cual la Virgen del Pilar fue nombrada patrona de la Guardia Civil es porque se considera a “la Pilarica” una ‘Virgen Protectora’. Esta virtud es la que hace también que tenga un número considerable de fieles por todo el mundo

Lolita flores pinta un cuadro con la imagen de la Virgen del Pilar para un proyecto benéfico

La iniciativa se llama ‘Voces que pintan’ y forma parte de un proyecto de la Fundación Voces, una organización que lucha contra la pobreza infantil y trata de llevar una educación de calidad a todos los niños en el mundo. En él se han involucrado varios cantantes, entre los que destaca Lolita, que ha cedido una pintura de la Virgen del Pilar hecha por ella misma para que la Fundación la subaste. Los fondos recaudados se destinarán a llevar luz e Internet a más de 60.000 escuelas en América Latina.

La profunda devoción religiosa que siente Lolita ha inspirado un cuadro que representa a la Virgen del Pilar: “La he pintado con toda mi fe, para que le llegue la bendición a la gente necesitada. Es mi manera de poner un granito de arena y de mandarles todo mi apoyo”, dijo Lolita.

La Virgen del Pilar volverá al Aneto este verano

Los clubes Montañeros de Aragón de Barbastro y Montañeros de Aragón revivirán el espíritu reivindicativo que llevó a un grupo de entusiastas a organizar en 1956 una expedición al Aneto para coronar la cumbre con una talla en mármol de la Virgen del Pilar y reclamar así el techo de los Pirineos como símbolo aragonés. La historia, de la que han corrido ríos de tinta, supone un hito del montañismo español y bien podría ser llevada al cine. De hecho, en parte así fue, ya que las cámaras del NODO filmaron esta gesta y su eco resonó en toda España.

Así, el objetivo es volver a colocar la misma talla, aunque restaurada, a 3.404 metros de altitud.

La historia comienza a principios de 1950, cuando el Centro Excursionista de Cataluña realizó una expedición al Aneto y colocó la cruz que todavía se conserva, en un gesto que quería reivindicar la propiedad de esta cumbre. Al conocer la noticia, un grupo de prohombres barbastrenses, en colaboración con el semanario “El Cruzado Aragonés”, inició una campaña ‘pro Virgen del Pilar’. La iniciativa ganó adeptos de varias partes de España, incluso de Cataluña. Clubes de montaña, feligreses, sacerdotes, empresarios o ciudadanos anónimos enviaron dinero a Barbastro para costear la expedición. Ésta congregó a 400 montañeros aragoneses, que colocaron una imagen de mármol en 1956, y celebraron tres misas en la cumbre en una gesta deportiva, pero de gran calado del sentimiento aragonés.

Con el paso del tiempo, la talla fue víctima del vandalismo en 1986. Un año después, se sustituyó por otra de bronce, pero en 2011 una ráfaga de viento o quizás un nuevo acto vandálico destronó a la Virgen de su pedestal. Milagrosamente, un montañero encontraba hace unos meses la talla sobre la nieve. Y nuevamente se ha decidido reponerla.

Los detalles de este acto, que se llevará a cabo este verano, se dieron a conocer el 24 de julio de 2012 en un emotivo acto que reunió a los dos presidentes de los clubes de montaña, José Masgrau y Ramón Tejedor; a miembros de la Guardia Civil de Montaña; al párroco del club, Pedro Escartín; al artista Fermín de Bedoya (que se hará cargo de la nueva fundición de la talla de forma altruista) y a la familia montañera local.

Ramón Tejedor señaló que es una obligación rendir este homenaje a aquello montañeros “que realizaron una auténtica gesta y una hazaña”, y afirmó que la Virgen del Pilar supone “un símbolo religioso, cultural y sociológico del Aneto como emblema de la mejor montaña aragonesa. Los aragoneses somos universales y el Aneto es para todos”.